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Este espacio contiene reflexiones y anécdotas que deseo compartir contigo y, con un poquito de suerte, ir construyendo un relato que pueda ayudar e inspirar...


Los dueños del tiempo
A lo largo de la historia de nuestras vidas el objeto de deseo, el ítem más preciado ha ido cambiando, mutando, mientras transitamos un camino que tantas veces parece no tener mucho sentido o dirección. O al menos esa fue mi experiencia, o es mi experiencia hasta ahora. Sin embargo, a medida que he ido creciendo y aprendiendo tantísimo de mí y de lo que me rodea, aquellas cosas que en algún momento parecían fundamentales, tan Tan importantes, de pronto se han diluido en el inmenso mar que es el pasado, esa gran masa informe de vivencias y recuerdos que está allí, a veces en calma y otras embistiendo con el impacto y la vigencia de las lecciones aún no aprendidas...
He vivido tantas cosas que parece más de una vida, y si, probablemente lo sea. Y en todo ese racconto digno de publicación en tapa dura y en versión extendida, lo que ahora mismo cuido de forma tajante es el Tiempo. Esa percepción abstracta que en realidad no existe y a la vez nos condiciona y atrapa de manera asombrosa, el Tiempo, ese gran valor. Para mí no hay nada más importante, que la libertad de ejercer esa percepción del vivir con la mayor autonomía, con el mejor de los criterios. Para mí, no hay nada más importante, que ser la Dueña de mi Tiempo.

La mosca blanca
A lo largo de mi vida casi siempre me he sentido fuera de lugar, incómoda, atraída por el camino menos transitado. Y ahora finalmente estoy en paz y feliz con todo, especialmente conmigo, con la persona en la que me he convertido. Y creo que en parte se debe a ese largo y sinuoso camino que transité, muchas veces sintiéndome insegura, o no lo suficientemente valiosa o talentosa, pero nunca, nunca dudé de mi deseo y siempre que pude, elegí la libertad por sobre todas las cosas.
Y la elección de la libertad lleva consigo la pérdida del confort, porque ser libre no es cómodo, pero sí muy poderoso.